
Creo en un amor que no te apaga, no duele y no te hace dudar de ti.
Yo también creí que amar era darlo todo, aguantar en silencio y olvidarme de mí para no perder al otro.
Nadie me enseñó a amar sin miedo, sin ansiedad, sin perderme. Pero un día, desde lo más profundo de mi herida, entendí algo que lo cambió todo: el amor sano también se aprende.
No hablo desde la teoría, hablo desde mi experiencia personal, una experiencia que con el tiempo me llevó ha acompañar, durante más de 20 años, a mujeres que, como yo, vivieron relaciones que dolían, que confundían, que apagaban. Hoy dedico este espacio a mostrarte que no estás sola, que lo que viviste tiene sentido, y que puedes transformar tu historia sin traicionarte a ti misma.
Este blog no es solo un lugar para leer… es un espacio para recordarte tu valor, sanar a tu ritmo y aprender a construir un amor donde tú también seas prioridad. No porque tengas que ser perfecta, sino porque mereces vivir un amor que no duela, y eso empieza por ti.